Reflexiones de un tipo que filosofa con el baloncesto…
Por Javier Rodriguez Espinosa. (@Javirodespi)
Décimo octavo capítulo: Un clásico Real Madrid – Barça desaprovechado por un calendario mal hecho
Este domingo se juega en Madrid el clásico por antonomasia del baloncesto español, los presupuestos más poderosos, el equipo imbatido, el Real Madrid, contra otro que, haga lo que haga y esté dónde esté, entra en todas las apuestas para plantarle cara, el FC. Barcelona, sólo hay que echar para atrás una temporada para comprobarlo y que da igual su estado de forma durante el año, al final estará peleando por los títulos.
Sin embargo ¿qué es lo bonito de un clásico? ¿el partido? por supuesto, pero un clásico es algo más, es “vivirlo” con unos cuantos días de antelación, es ir conociendo las declaraciones de uno y otro, es saber si hay alguna novedad en cuanto a lesionados que puedan llegar en condiciones a ese partido, es ir viendo esas promos con esos partidos que nos van recordando cómo fueron anteriores enfrentamientos y todo ello que nos sirva para ir calentando el ambiente con vistas al encuentro que es la suma de todos esos condicionantes.
En esta ocasión el clásico, derbi o como queramos llamarlo nos ha venido casi sin tiempo de recuperarnos de la anterior jornada jugada en viernes y que encima ha venido aderezada con la consecución de un récord que todavía ha bajado más el listón de atención del partido en sí por el lado del Real Madrid y con un Barça que recibió a un Herbalife en el Palau, uno de los aspirantes a ser Cabeza de serie en la Copa del Rey.
Ante eso sólo podemos considerar que la ACB ha perdido una ocasión de ofrecernos la mejor imagen de su producto, sin poder aprovecharse del choque en su plenitud, de la promo realizada en un gran vídeo pero que tampoco podía sacarse con demasiada prontitud porque sería un desprecio a los rivales de ambos equipos del viernes, con artículos que podían haber adornado mucho más el encuentro y con más declaraciones de protagonistas antes del choque.
Desgraciadamente, los que hacen el calendario y que, según Víctor Sada, “estarán calentitos en casa mientras nosotros jugamos” nos ha puesto una jornada de viernes que nos ha obligado a todos los que seguimos la liga a darle la importancia que se merece y dejando sin casi tiempo de reaccionar para ofrecer el seguimiento que da un partido de estas características como por ejemplo un Real Madrid con una rueda de prensa “de urgencia” casi recién aterrizado del avión procedente de Badalona.
No seremos nosotros quienes nos quejemos de la doble jornada en estas fechas porque, como aficionados que somos, disfrutamos con cada uno de los partidos, pero sí nos hubiera gustado que este encuentro, no solo por la entidad de los rivales en sí, sino porque es el que mayor revuelo despierta, el que sube las audiencias y el que hace que mucha gente más se enganche, debería haber tenido el suficiente tiempo de previa para que llegara a más personas.
Decimoséptimo capítulo: Quo Vadis Estudiantes?
Andan las aguas turbias por el club de Serrano y es que la cosa no es para menos, la memoria de la gente es frágil y lo que el año pasado eran todo parabienes sobre Txus Vidorreta con esa clasificación para una Copa del Rey merced a un excepcional Carl English bien secundado por escuderos tipo Kyle Kuric, Jayson Granger o Germán Gabriel, ahora se ve todo de forma negativa para un equipo que viaja sin rumbo cierto por una Liga ACB en la que ocupa la penúltima posición con solo dos victorias y empiezan a buscarse responsables porque soluciones no se ven.
¿Es la solución echar la vista a la cantera? En rueda de prensa de Txus Vidorreta tras la novena derrota de la temporada ante Cajasol Sevilla y donde el mejor jugador estudiantil fue el recién llegado Uros Slokar sin prácticamente entrenar con el equipo, su contestación fue clara “cuando un equipo está en situación delicada, el liderazgo y el paso adelante, salvo que tengas un superclase, deben darlo los jugadores con experiencia”.
A la vista de lo expuesto, la idea del entrenador vasco es que esos minutos que empieza a reclamar la afición para sus “cachorros”, personificado en gente como Edgar Vicedo, Juancho Hernángomez, Darío Brizuela o Fran Guerra (entre los cuatro suman 40 minutos de juego en los 11 partidos) no sean ocupados por ellos sino seguir confiando con los que actualmente juegan del tipo de Andrés Miso, Ivanov o Kuric pero aquí estamos ante un choque con la filosofía de un club que vende principalmente lo contrario: “somos un equipo de patio de colegio” o el también archiconocido “ir con los que ganan es muy fácil” en clara alusión a clubes que gastan grandes cantidades de dinero en fichar los mejores jugadores para sus plantillas y sin prácticamente relevancia a la cantera.
¿Quién debe prevalecer entonces? Filosofía del entrenador o filosofía de club, ¿dejar de fichar cada vez que hay una baja en el equipo como los recién llegados a última hora tipo Guillem Rubio o Uros Slokar o echar un vistazo a las categorías inferiores del propio Estudiantes? ¿Seguir confiando en jugadores de fuera como Kuric o Rabaseda a pesar de sus malos números jornada a jornada o dar la oportunidad a esos mismos jugadores que andan en plantilla dejando a los presuntos titulares en el banquillo? En resumidas cuentas. ¿Adónde caminas Estudiantes?
Cada uno tendrá su opinión, algunos dirán “si perdemos, por lo menos que sea con los chavales” otros pensarán “si pagamos a estos más que a los otros, será por algo, así que hay que seguir confiando en ellos”, cualquier teoría es válida aunque no tiene porqué ser acertada, sin embargo, ¿alguien piensa en los propios jugadores en sí?
Los datos objetivos son crueles en muchas ocasiones y nos dice, por ceñirnos a los jóvenes que forman parte de la plantilla del Tuenti Móvil Estudiantes, que su procedencia es la EBA, cuarta categoría en España, que como bien nos dijo Moncho Fernández, el mercado ACB tiene que mirar a la NCAA porque todos los de LEB Oro (salvo honrosas excepciones) ya están en Liga Endesa y aún podemos ir más allá, ¿de verdad creemos que la situación cambiaría si los minutos fueran a parar a estos jóvenes o realmente los estamos mandando a un matadero contra jugadores mucho más experimentados?
La filosofía de Txus Vidorreta es la correcta, es la de creer en las piezas principales que tiene, en dejar a los jóvenes (salvo que fueran un superclase como bien dice y ahí sólo podríamos meter a un tal Ricky Rubio o Pau Gasol) que sigan su período de formación y que ayuden al equipo a mejorar en los entrenamientos y, si las necesidades presupuestarias lo permiten, puedan fichar para intentar que una plantilla, muy corta ya de por sí, pueda tener algo de recambio en el banquillo, en resumidas cuentas, creer en ese mismo entrenador que hizo lo que hizo el año pasado con este mismo club en el que había un director técnico que ahora no hay y con una plantilla con jugadores como un tal Jayson Granger o Germán Gabriel que ahora mismo están jugando competición europea.
Eso supone romper la idea filosófica de ser un club de patio de colegio y convertirse en lo que es, un equipo profesional dónde el entrenador debe buscar sus mejores piezas en comunión con la directiva para lograr resultados, eso es un club de la Liga Endesa, precisamente dónde milita el Tuenti Móvil Estudiantes.
Décimosexto capítulo: Juancho Hernangómez de Estudiantes y Luka Doncic del Real Madrid: Cuestión de cabeza amueblada
En España solemos magnificar todo con demasiada frecuencia a la vez que también usamos con mucha facilidad los términos comparativos cuando queremos hablar de un jugador en período de formación para asimilarlo a otro ya consagrado, así suele ser habitual leer muchos titulares en prensa deportiva del tipo “el nuevo Lebron español” “el Ricky Rubio femenino” o “el Pau Gasol” de cualquier ciudad española que se nos ocurra.
Es probable que el baloncesto español esté algo huérfano de algún joven que despunte sobremanera y de forma continuada en la élite del baloncesto español como pasó con Ricky Rubio en el Joventut o Pau Gasol en el FC. Barcelona que demostraron su nivel jugando en la máxima categoría pero es que los tiempos han cambiado bastante, ya no existe la referencia en la cantera, sino que los clubes han puesto sus ojos en las ligas universitarias estadounidenses para traer nombres que son presentados con grandes videos made in USA con espectaculares descripciones de su juego que luego, al enfrentarse a jugadores mucho más experimentados en una liga tan exigente como la ACB y sufrir la presión a la que se le somete, dejan a la luz muchas de sus carencias, no hace falta decir nombres, cualquiera que conozca un poco la liga, sería capaz de decir más de uno.
Seguramente por estas razones, los medios de comunicación, Planeta ACB incluido, han dado cobertura a dos actuaciones de productos de cantera en ligas de las que no es habitual informar, por un lado Juancho Hernangómez de Tuenti Móvil Estudiantes, realizó una gran actuación jugando en EBA (4ª categoría nacional) y Luka Doncic (cadete de primer año del 99) fue el MVP del Torneo EA7 Milano en la final ganada por el Real Madrid contra el Montepaschi de Siena con un 69 de valoración.
Ante tales despuntes, no han faltado voces que ya les ven dando alto rendimiento en los conjuntos ACB de cada uno de los citados y viendo en ellos en comparativa a esos otros jugadores que ya hemos citado y que ya están consagrados, algunos de ellos en la llamada mejor liga del mundo.
El camino a la élite es muy difícil y está llena de muchas piedras pero una de ellas destaca poderosamente y es LA CABEZA, en primer lugar la del propio jugador que sea capaz de abstraerse de todo lo que se mueve alrededor y sea consciente de donde se encuentra, que asuma desde un primer momento que ni es Lebron James, ni Pau Gasol por muchas veces que le comparen con ellos ni está llamado a ser “el salvador o la referencia de…” y que deberá demostrar una madurez mental que le siga haciendo trabajar con el mismo ahínco que si fuera la rotación 12 en el banquillo.
Para lograr lo que vulgarmente suele llamarse “cabeza amueblada” no debe estar solo, uno de sus mayores respaldos deberán ser los entrenadores con los que trabaje y que les haga poner los pies en el suelo al menor atisbo de endiosamiento dejándole bien claro el camino que le queda por llegar, sin que ello suponga vivir de espaldas a la realidad o fuera de un mundo en que cualquiera puede hacer llegar mensajes al que quiera por medio de una red social tipo twitter o facebook, sino que se trata de encontrar una madurez que suele llegar más rápido que a un joven normal con motivo de estar en un mundo de adultos.
Tampoco podemos dejar de citar al entorno familiar de esos jugadores, claves para ser su respaldo cuando las cosas van mal y su mantenimiento de la cordura cuando van bien y que deben ser, junto con sus entrenadores, los que deben ser lo más realistas posibles y, casi con total seguridad, a los que más les costará no mostrar euforia por el lazo de unión con el jugador.
Desgraciadamente, la lista de jugadores que han destacado en ligas menores o de formación con actuaciones espectaculares como las vividas esta semana es mucho mayor que los que han llegado a la élite y, probablemente, una de las razones principales para no conseguir el éxito ha sido que les ha fallado la cabeza, una de nuestras armas más poderosas, pero también la más peligrosa de controlar.
Décimoquinto capítulo: aquella tarde del 3 de diciembre de 1989 y ese minuto de silencio en el Palacio
Todos los días 3 de diciembre, aparte de celebrarse el santoral de San Francisco Javier, es una cita de recuerdo para todos aquellos que sentimos dentro el baloncesto y es que se nos fue alguien que marcó una etapa en este deporte, Fernando Martín Espina, jugador del Real Madrid en esos momentos y con toda una etapa vivida en Estudiantes y Portland Trail Blazers como primer jugador español en jugar en la liga profesional americana.
Sin embargo, en un día que se repite cíclicamente cada año, en que todos los medios le dan un merecido recuerdo, quiero ir más allá y comprobar como uno puede recordar todo lo vivido en ese día de una forma tan nítida que casi asusta y que, en el fondo, significa que la memoria de todos y cada uno es selectiva, recordando aquello que realmente queremos que perviva en nuestra memoria, sea bueno o malo.
El ejercicio es sencillo, muchos de los que me hagan el honor de leer esto, serán conscientes de dónde recibieron la noticia, siempre y cuando que su capacidad (en mi caso en un bar del centro comercial La Vaguada en Madrid), cómo fue su reacción de incredulidad cuando ponían esas imágenes que ahora vemos añejas cuando echamos mano del youtube de turno.
Pero hay más recuerdos que no se quedan ahí, la primera persona con la que se compartió la noticia, la confirmación del aplazamiento del partido que se iba a jugar, el pasar por los diales de la radio buscando información, ver la televisión buscando noticias en una época que Internet era solamente una quimera y los creadores de redes sociales andaban en pañales muchos de ellos.
También recordaremos el intenso frío que asolaba la capital, la cola que sufrimos que rodeaba completamente la Ciudad Deportiva cuando se instaló la capilla ardiente y veíamos tanto aficionado joven, tanta chica llorando por alguien que no conocía personalmente, ese pabellón Raimundo Saporta repleto de flores, ese silencio solo roto esporádicamente con alguna ovación sentida y ese respeto a una figura que reposaba en ese ataúd por donde pasaron miles de aficionados.
Son recuerdos que se centralizan en solo uno, el homenaje de dos aficiones enfrentadas históricamente como han sido, son y serán, el Real Madrid y el Estudiantes que se confraternizaron en un derbi que sirvió de homenaje a su figura, jugador en ambos conjuntos, las condolencias a sus padres sitos en el palco del Palacio de los Deportes y un sobrecogedor minuto de silencio que pude vivir en directo y que volvió a demostrar, por enésima vez, que el deporte tiene mucho que enseñar y que da igual el color de la camiseta que vistas cuando se trata de demostrar respeto.
Décimocuarto capítulo: ¿Quién decide la edad mínima para una jugadora en la máxima competición?
Por decisión unilateral y sin posibilidad de recurso, el blog cambia de día y ya no será un domingo sino el que se me ocurra que tenga algo que contar, la vorágine de la competición absorbe y esas filosofadas de fin de semana han dejado paso a partidos, canastas, tapones y muchas más cosas que hay que seguir lo que deja poco tiempo para atender a pensamientos de otro tipo.
Los compañeros de “La hora de lokos” tuvieron la idea de generar un debate con una idea que me pareció más que interesante ¿Debe haber una edad mínima para jugar en Liga Femenina? sobre todo a partir del estreno en Liga Femenina de Iris Junio con 14 años y yo, osado de mí, decidí que tenía que dar mi opinión a través de esta web y fuera de la dinámica de un programa de radio cuyo tiempo está mucho más delimitado.
La primera duda que me surge es ¿no es demasiado genérico incluir todo un espectro de edad? para mí la única forma de saber si una jugadora está suficientemente preparada para dar el salto a una categoría profesional o, como mínimo, que se le va a exigir un nivel de esfuerzo y sacrificio muy diferente al que lleva en equipos de menor categoría lo da la persona en sí, su grado de madurez y sus vivencias anteriores.
Eso quiere decir que una jugadora, desde una categoría, pongamos alevín, está acostumbrada a tres entrenos semanales, a partidos los domingos, a doblar eventualmente con el equipo de mayor categoría y que, según va subiendo en edad, sigue practicando la misma rutina, su perfil físico mejora, su calidad también y su madurez mental es acorde a todo lo exigido, puede estar perfectamente preparada para dar el salto siempre y cuando tenga detrás a gente que sepa aconsejarla en el momento oportuno y aquí es donde entran claramente sus entrenadores sabiendo dónde está el límite, sus padres que sepan educarla en la prioridad de los estudios por encima de todo y ella demostrando su organización del tiempo, su planificación de las actividades y sobre todo, el sacrificio que se le va a exigir, si se cumplen todos esos requisitos, ¿hay que mirarla el DNI?
Responder a eso último iría en correlación con la siguiente pregunta ¿Alguien puede saber el futuro? pues la respuesta, a mi parecer, es rotundamente NO, puede que le demos todo el mimo del mundo, que esté centrada, que sea una esforzada y cuando empiece la competición, por cualquier cosa decida abandonar el deporte ya sea por una frustración, una lesión mal curada o algo que se nos escape, pero si los entrenadores, sus padres y, por supuesto, ella cree que está preparada para probar al más alto nivel, ¿tenemos que pensar que está mal hecho porque sencillamente es muy joven? Ni mucho menos.
No debemos confundir esta situación con la que algunos entrenadores utilizan con la excusa de “dar una oportunidad” cuando en realidad su única idea es mejorar los entrenos de su equipo y “exprimen” a una jugadora a dobles entrenos sin darle nada más que minutos de basura en los partidos que juega (si acaso) y que, a la larga sólo producirá a la jugadora tendinitis o lesiones por sobrecarga que harán que su carrera pudiera acortarse de forma alarmante y que la ilusión vaya desapareciendo dándose cuenta la jugadora que ha sido “engañada”.
Debemos ser conscientes que el fracaso y el éxito forma parte de la vida por lo que hay que probarlo cuando se crea que se está preparado, pero ¿sabéis qué? …jamás sabréis cuando es el momento correcto, eso solo lo dará la vida.
Décimotercer capítulo: Fin pretemporada, comienzo de compromisos, cumplimientos y algún abandono
Comienza octubre y con él, la práctica totalidad de las competiciones oficiales, ha empezado un período de tiempo en el que todos tienen que empezar a darle al coco sobre cómo sacar tiempo para compaginar estudios, entrenos, partidos e incluso, si es posible, tiempo de ocio, es lo que tiene no concebir los años igual que el resto de los mortales. Todos los metidos en este mundo Se rigen por “temporadas” y no siguen el criterio de año natural de enero a diciembre sino que su año «natural» acaba en junio, en julio sólo se tienen ganas de desconectar de todo, en agosto ya se vuelven a tener el “mono” de volver a las andadas, un septiembre que nos cuesta mucho volver a ponernos en forma y un octubre en que, por fin, empiezan los partidos, las universidades, las clases por la tarde, en resumidas cuentas, la rutina normal.
Por eso quiero recuperar, con alguna modificación, un artículo que ya escribí hace tiempo (allá por el 2008) pero que quiero que esté incluido en este blog y es que cada nueva temporada tiene unas planificaciones o unos deseos que quiero compartir con todos vosotros, a algunos os refrescará la memoria y a otros no les sonará, va para todos vosotros.
Empecemos con LOS JUGADORES, cuántas veces oímos la típica frase allá por el mes de diciembre-enero “es que tengo que estudiar y tres días de entreno es demasiado para aprobar el curso, voy a tener que dejar el equipo”, en este caso el problema surge en el tema de planificar el tiempo, en este caso mi experiencia como entrenador me da la respuesta, de todos los/las jugadores/as que dejaron el equipo por este problema (en algunos casos real, en otros como excusa ya que había otras circunstancias) NINGUNO mejoró sus notas con dejar los entrenos, es más, a los malos resultados académicos se sumó el abandono de la práctica deportiva, una combinación poco recomendable.
La principal valoración a la hora de afrontar una temporada como jugador es ser REALISTA, no se trata de decir, voy a estudiar 20 de las 24 horas del día, dejando dos para entrenar y otras dos para ver la televisión, sabemos que eso nos durará dos días como mucho. Debemos PLANIFICAR nuestro tiempo de tal forma que nos dé tiempo para todo, considerando el entrenamiento como la forma de liberar la cabeza de la carga intelectual que lleva, pero claro, eso conlleva SACRIFICIO, ya que ¿cuánto nos queda de día?, por la mañana clase, por la tarde estudio hasta el entreno, ida al entreno, el entrenamiento en sí (que si bien es descanso intelectual no es menos cierto que también supone una carga extra de stress por mucho que nos guste), vuelta a casa, ducha (los más limpios) y estudio hasta acostarse. Efectivamente, no hay tiempo para televisión, internet, móvil o demás aparatos.
¿Cuántos pueden soportar ese ritmo? La respuesta es clara, TODOS, sin excusa, visto así parece una vida monacal pero no es menos cierto que existen muchas salvedades, existen días sin entrenos, con cargas de estudio menores, que existen 52 fines de semana al año (104 días en los que 30 días hay partido que es el premio al trabajo de la semana), vacaciones escolares en Navidad, Semana Santa, fiestas, etc. que nos permiten un tiempo extra para disfrutar de esos pequeños placeres que no podemos hacer durante gran parte de la temporada, pero que nos sirven de descanso.
Por tanto y aún a riesgo de repetirme, las claves para lograr el éxito de la temporada, tanto en estudios como en lo deportivo descansa en PRS (Planificación, Realista y con Sacrificio), todo lo demás son excusas que nos pueden valer para engañarnos a nosotros mismos, pero tomadlo como un reto, si lo conseguís habréis demostrado MADUREZ.
Todo lo dicho está claro que vale para categorías de infantil o cadete para arriba, pero qué ocurre con los equipos de abajo, con esos benjamines, alevines o preinfantiles que no tienen tanto que estudiar, ahí es donde entran en acción LOS PADRES, que si bien, en las categorías altas tienen igual importancia, es evidente que en las nombradas adquieren un tinte mayor.
Sin duda, el SACRIFICIO que tienen que hacer es mucho mayor que el que realmente se valora, su deseo para la temporada se basa en poder ajustar sus horarios, buscar soluciones alternativas para que el niño pueda realizar las actividades que le gustan y encima con el único premio de dejar a su hijo y volver a recogerlo a la hora y media ya que no pueden ni deben participar de la actividad.
Para mayor inri deben soportar los cambios de humor de los niños por razones tan variadas como pueden ser no haber jugado lo que ellos creían, o por haber discutido con un compañero que no le pasaba el balón, o por haber recibido una bronca de su entrenador que creen no merecida, o…. la lista puede ser infinita.
Es en esos momentos cuando, como padres, debemos demostrar que estamos con ellos, que comprendemos sus sentimientos, su enfado, su malestar, su euforia en otros momentos, pero sin que ello suponga apartarse de la realidad que le tenemos que demostrar, que la vida tiene su parte buena y su parte mala que también tiene que conocer y no demostrarle una defensa infinita por encima de algo que, en nuestro fuero interno, sabemos que puede no tener razón y si, aún así, tenemos dudas, debemos demostrarle cual es el cauce correcto para llevar nuestras quejas.
Por tanto, vaya el mayor reconocimiento a todos esos padres que se sacrifican de lunes a domingo, que lo mismo se levantan a las 8 de la mañana un sábado para estar de pie durante hora y media en una cancha al aire libre, en pleno mes de febrero con dos grados de temperatura, que están de lunes a viernes llevando y trayendo a sus hijos para que puedan disfrutar de su deporte favorito. Vosotros sois el mayor ejemplo para ellos y vuestras actuaciones son las que se verán reflejadas en ellos en un futuro, tenedlo siempre presente.
Finalmente LOS ENTRENADORES, sin duda, los que mayores cambios de humor sufren a lo largo de la temporada, lo mismo están eufóricos que al borde de la mayor de las depresiones y en ello pueden influir cosas tan “simples” cómo puede ser la forma de realizar un entreno por sus jugadores.
Convivir con esto último no es fácil, a ello se suma que tu principal deseo de temporada es ser un EJEMPLO, de nada vale exigir puntualidad si tú no la das desde un principio, si exiges sacrificio y no eres el primero que te lo impones, si pides concentración y no traes tus entrenamientos preparados y sobre todo, si no demuestras humildad, sabiendo que el mundo de baloncesto es tan amplio que te exige una preparación continua y que debes estar reciclándote a cada momento, si crees que lo sabes todo, mal vas y poco podrás enseñar.
Lo que nadie debe quitar a los entrenadores al principio de cada temporada, es la ILUSIÓN, raro es el caso que el entrenador no se muestre ilusionado con su proyecto, ya sea un prebenjamín como un Primera Nacional, ya tenga fama el equipo de ser competitivo o problemático. Todos apuntan sus mejores deseos y sueñan con hacer la temporada de nuestra vida, pero para ello, habrá que cumplir todo lo apuntado en el párrafo anterior.
Que se cumplan todos vuestros deseos esta temporada
Duodécimo capítulo: “En manos de los jugadores. El librillo de Orenga”
Juan Antonio Orenga fue el técnico designado por la Federación Española de Baloncesto para dirigir el rumbo de la selección en este Europeo que hoy llega a su fin y que tendrá como colofón para España la lucha por una medalla de bronce contra Croacia y que, aunque vengamos de ganar por dos veces el oro, conseguir un metal no sería un mal resultado ni mucho menos.
El seleccionador ha estado en el punto de mira desde el primer minuto de su designación y existían razones fundadas para ello, su periplo como entrenador ACB con Estudiantes fue muy negativo lo que hacía dudar de su capacidad para dirigir equipos de élite, sin embargo FEB consideró que era el idóneo tras la renuncia de Scariolo y confió en el que había sido uno de sus ayudantes en los pasados Juegos Olímpicos.
No ha sido fácil su camino desde el inicio, por un lado no fue capaz de convencer a Mirotic de venir a la selección cuando había sido su principal baluarte en la consecución del oro que consiguió la U20 en el campeonato europeo jugado en Bilbao, la llegada de Jaume Ponsarnau llegado a última hora tras la marcha de Chus Mateo a Fuenlabrada le ha dado un papel más relevante a Jenaro Díaz que se ha visto como el principal apoyo del técnico a nivel táctico y ha dejado sin aprovechar el enorme talento del excelente técnico catalán y todo eso sin empezar la competición en sí.
En la competición y en los partidos amistosos hemos visto un Juan Antonio Orenga sin dar soluciones a los jugadores en los tiempos muertos hablando de situaciones muy genéricassin concretar el origen del problema “hay que defender más”, “tenemos que cerrar más el rebote” “intentamos correr” que dejaban a los jugadores la libertad absoluta para decidir lo que había que hacer para ganar el partido sin que hubiera un referente desde el banquillo.
Ese referente cayó en la figura de José Manuel Calderón, dando el golpe en la mesa cuando era necesario, hablando con los compañeros en los tiempos muertos indicando lo que había que hacer para jugar poniendo su voz por encima del entrenador y siendo el ejemplo más claro el día del partido contra Italia en el que vio al resto de los jugadores “pasando” del partido y al no ver una respuesta del banquillo en su entrenador demostró su carácter ganador y de liderazgo mostrando una tensión y una intensidad que le hizo llevarse una técnica que activó a sus compañeros, justo lo que tenía que haber hecho Orenga o que hubiese hecho Scariolo con alguna que otra silla o pizarra que hubiera quedado destrozada en el suelo pidiendo ética profesional a sus jugadores.
Tampoco se ha podido apreciar un Orenga crítico con sus jugadores en el banquillo de forma individualizada cuando ha habido razones para ello, no se ha observado ese “toque de atención” a jugadores como Rudy Fernández o Marc Gasol en situaciones ilógicascomo malas posesiones, acciones descontroladas o juego sin control aparte de no tener un criterio a la hora de hacer las rotaciones dejando a jugadores sin participar en dos partidos consecutivos (Pablo Aguilar) y luego sacándolos en el primer cuarto.
Todo eso ha quedado minimizado bajo la esencia de las victorias, sobre todo la conseguida frente a Serbia de forma concluyente pero ello no debe ocultar sus claras derrotas en manejos de tempo de partido cuando el marcador ha ido igualado dónde se ha visto superado en no buscar (no hablamos de encontrar) cómo evitar el recortar las ventajas ni tampoco en situaciones concretas de final de partido en que España ha salido perdedora en todos y cada uno de los partidos jugados.
En lo que respecta a la carga táctica ha sido poca y previsible, en ataque situaciones de técnica individual, de contraataque de calles, sin ni siquiera una transición clara para corte de tráilers, poco más de un ataque en rombo para bloqueos indirectos buscando el tiro de Rudy Fernández y mucha situación de 2 x 2 cuando no se podía hacer el ataque con 4 abiertos y un único pívot en poste alto. En defensa poco más que la defensa individual en el que se prefería el cambio automático en bloqueos directos y una zona 2-3 sin ninguna trampa defensiva en forma de traps o similar, culpa de una planificación con muchos partidos y pocos entrenos.
El cénit de todo ello tuvo su desenlace más cruel en el partido contra Francia, con última posesión y tiempo más que suficiente, Marc Gasol recibe una bola y su misión era invertirla para lograr un tiro de 6.75 que empatara el partido, la situación era fácil y con poca especificidad, todos abiertos y circulación de balón pero el jugador catalán decide hacer caso omiso, hace el gesto de pase sin hacerlo, la defensa se cierra y sólo le queda un tiro de triple que no llega al aro y que acaba con la ilusión de España de conseguir una final, una nueva muestra de poca conexión con el banquillo, la imagen queda clara y fue recogida por @7vueltas como podéis comprobar.
A partir de mañana empezará una nueva etapa en la selección, volverán los que se han ido (¿Scariolo inclusive?) y se buscará hacer un bloque que ponga fin al ciclo más glorioso de la Selección Nacional en el Mundial de España, seguramente tendrá muy poco que ver con la vista en este Europeo en el que, repito, tenemos que estar más que contentos si finalmente nos alzamos con el bronce.
Undécimo capítulo: Aceptar la derrota para buscar nuevos objetivos
Vuelta a las reflexiones de domingo tras unas semanas sin compartirlas con vosotros, había otras cosas que mostrar, gente que también quería compartir y mucha información como corresponde a una web que se precie pero hoy volvemos a reencontrarnos, como siempre, un honor a todos aquellos que pierden una pequeña parte de su tiempo en la lectura de estas pequeñas filosofías, vamos con ellas.
En el día de ayer, Madrid fue derrotada (no cabe otra palabra) en su nuevo intento de buscar la celebración de unos Juegos Olímpicos tras los fallidos del 2012 y 2016 siendo finalmente asignado tal honor a Tokio que disputó la final con una ciudad de Estambul que superó en el primer corte a la capital de España cuando nadie se lo esperaba.
Este tercer intento fallido debe servir para hacer reflexionar profundamente ya que, en anteriores ocasiones habíamos tenido la excusa exacta del porqué no habíamos tenido la suerte de organizar los Juegos, en 2012 la culpable fue ir de novatos mientras que en 2016, siempre pudimos decir que como la anterior cita olímpica había sido en el continente europeo, no se iba a repetir lo mismo y por eso se fueron para el americano, concretamente a la ciudad brasileña de Sao Paulo.
Desgraciadamente poca excusa podemos poner ahora, algunos dirán de que si ha sido la corrupción política, otros la crisis, que si el menor potencial económico, pero ninguna podrá ser probada de forma fehaciente, el caso es que nos han vuelto a eliminar y no hay más, se ha vuelto a fracasar.
Cuando uno sufre derrota tras derrota en algo que anhela y en el que pone algo más que esfuerzo y dedicación, como puede ser dinero o bienes, existen momentos en que debe sentarse con uno mismo y valorar si no sería lógico usar esas fuerzas en empezar nuevos proyectos y nuevas ilusiones en busca de nuevos objetivos porque, reconozcámoslo, NO SIEMPRE SE GANA y aceptar eso, duele.
Los libros, las citas, la filosofía en sí, está llena de frases motivadoras, de esas que nos dicen que «lucha por tu sueño,», «no te rindas», «hasta el último aliento», «si caes siete veces, levántate ocho» pero hay veces que la realidad nos lleva por un terreno mucho más cruel y nos pone en nuestro lugar aunque la ceguera nos impida verlo y debemos aceptar que no estamos preparados para ese sueño que queremos alcanzar y aunque es muy duro de ver, más lo es de asumir, sin embargo, es nuestra fortaleza mental la que nos tiene que enseñar a sobreponernos a esa derrota.
Sobreponernos significará aceptarnos a nosotros mismos como somos y salir del terreno de la utopía para cambiar a algo más tangible, más acorde a nuestras capacidades, buscar algo que no tiene que ser ni más fácil ni más difícil que aquello que no hemos podido conseguir, simplemente diferente, casos existen miles, desde el que no ha podido jugar en ACB y se ha forjado un destino como agente de jugadores, hasta el que ha llegado a ser estrella de la canción cuando no pudo alcanzar su sueño de ser jugador de fútbol profesional.
Estos ejemplos no son válidos únicamente para las personas, sino también para las Instituciones o las organizaciones que no logran conseguir los objetivos planteados, el caso de la búsqueda de unos Juegos Olímpicos por una cuarta vez consecutiva ya rozaría la irracionalidad y, si se apura, la inconsciencia, eso es justo lo que trato de explicar en estas cuatro líneas, simplemente que asumir la derrota no es malo, es una prueba más de madurez y habrá que dejar para otras generaciones futuras un nuevo intento olímpico y ahora usar esas fuerzas que tenemos en mejorar nuevas cosas, otras infraestructuras, un deporte base, un deporte amateur que pide a gritos mejoras, unas condiciones en que todo el mundo pueda acceder con garantías a hacer deporte, tantas cosas se pueden hacer sin que vengan auspiciadas por la celebración de unos Juegos Olímpicos que este texto no acabaría aquí sino que daría para muchas más páginas.
Nada más, como madrileño y español lamento enormemente la derrota porque hay que reconocer que unos Juegos Olímpicos es la máxima aspiración, tanto de un deportista de participar, como de un espectador de sentirte parte de esa historia, desgraciadamente no lo veremos en 2020 pero no por eso vamos a agachar la cabeza y lamentarnos que no estemos preparados para ello o en las condiciones que nos exigen, simplemente nos levantaremos y usaremos esas mismas fuerzas que tenemos en la búsqueda de nuevos retos que nos vuelvan a hacer sentir vivos.
Décimo capítulo: “Ya no lo echarán por MarcaTV o la elección mató la ilusión”
El artículo del blog de esta semana podía obedecer a varios temas, la presentación de la selección española ante el Europeo y esas eternas dudas a la figura del entrenador, la enésima demostración de poderío del deporte femenino español en condiciones adversas como ha sido esa medalla de oro en un Mundial de las chicas del Waterpolo o finalmente el que he decidido y que podría englobar a ambos, porque Marca TV ya no nos permitirá ver ningún evento en sus retransmisiones en los que podría haber estado incluido estos dos que acabo de citar, sencillamente porque ya no existe.
No es objeto de este artículo hablar respecto a los motivos económicos, financieros o de otra índole que puedan haber originado el cierre del canal, tampoco sobre las críticas vertidas por sus detractores en los debates nocturnos o la polémica generada sobre la pertinencia o no de echar los combates de boxeo, me gustaría centrarme en otra cosa, algo que hemos perdido con el cierre de ese canal a pesar de que muchos se puedan haber alegrado demostrándolo vía redes sociales y es “la ilusión”.
Esa ilusión, según el diccionario de la Real Academia Española es “esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo” y precisamente eso es lo que irá al limbo con la desaparición de ese canal temático sobre todo en baloncesto, porque desde aquel 2010 con la inauguración que nos permitió ver un Mundobasket a un nivel de difusión nunca conocido, ha habido muchos acontecimientos que hemos podido ver y que, seguramente, jamás hubiéramos podido disfrutarlo a través de un televisor. Para nuestra retina queda la Euroliga femenina, Euroliga masculina de partidos entre equipos no españoles, liga LEB y, sobre todo, esos encuentros de selecciones inferiores de España, tanto de chicos como de chicas que nos demostraban el inmenso nivel de nuestros jóvenes y lo difícil que tienen en hacerse un pequeño hueco en nuestras ligas.
Su esfuerzo le llevó a hacer programas dedicados exclusivamente al deporte de la canasta y que no tuvieron continuidad, desconozco las causas que motivaron que desaparecieran de su parrilla pero cada emisión era un soplo de aire fresco en unas programaciones deportivas donde el fútbol se lleva el 99% del tiempo y lo que es peor, con noticias irrelevantes.
Es cierto que lo hemos criticado mucho, recuerdo incluso una entrevista a Mariona Ortiz (actualmente jugadora del Perfumerías Avenida) a su llegada a Barajas tras conquistar el oro con la U20, que se sentía muy dolida porque la final no fue retransmitida por MarcaTV, corría el año 2012 pero ahora, justo un año después y con esta vez sí haber podido ver esa final en esa misma categoría y disfrutar con la consagración de Astour N’Dour como nuestra próxima Sancho Lyttle, ya no nos quedará ni eso, sencillamente hemos elegido.
Nuestra elección nos ha llevado a un camino sin retorno dónde damos preferencia a realities, contertulios con más músculo que cerebro y programas dónde sacar los trapos sucios en las vidas familiares de los demás genera debates en una sociedad dónde los políticos en los que hemos depositado nuestra confianza nos demuestran a cada día que pasa no estar a la altura de lo que supuestamente está implícito en su cargo.
En todo ese mundo de falsedades, corruptos, insultos y mostrar intimidades el deporte es un soplo de aire fresco, pero no el que se mueven miles de millones de euros sino el de tantos chicos y chicas que sólo tenían la ilusión de que su partido se retransmitiera por MarcaTV, eso nos hemos encargado de matarlo y difícilmente será resucitado.
Descanse en paz MarcaTV y gracias por lo ofrecido.
Noveno capítulo: «Una tierra de héroes y villanos»
Catástrofes como las ocurridas esta semana en Galicia nos hace cambiar de forma radical nuestra percepción de la vida aunque sea durante breves minutos, saber que podríamos ser cualquiera de nosotros los que viajábamos en ese tren nos sensibiliza mucho más que imágenes mucho más dantescas que pueden verse diariamente en el telediario procedentes de Siria, Irak o cualquier otro país del mundo en el que sabemos que difícilmente, por no decir imposible, estaremos por allí un día.
Si a ello le sumamos que se produce en España, siempre el corazón se nos encoge un poco más hasta que sabemos a ciencia cierta que nadie de nuestros conocidos ha formado parte de la tragedia y es un sentimiento humano respirar más aliviados cuando sabemos que así ha sido con independencia del dolor que sintamos al ver lo que ha ocurrido.
Una vez pasado el shock inicial llega el momento de identificar a los héroes y a los villanos estableciendo nuestro juicio sumarísimo sin esperar a nada más, por lo que respecta a los héroes está claro que en un accidente son todos aquellos que han ayudado de una u otra manera, lleven o no uniforme y que no dudan en aportar su granito de arena, incluso arriesgando su físico por salvar las vidas de los demás, pero no solo los que salen en televisión, también los que conducen ambulancias a gran velocidad para llegar a tiempo, los que donan sangre en cuanto se enteran, el que abre su casa para ayudar, todos esos son héroes, no solo los que salen en las fotos en el lugar del accidente.
En el caso del villano ya lo tenemos perfectamente individualizado, el conductor del tren siniestrado es el perfecto cabeza de turco de «no pisar el freno» con una máquina que vale millones de euros y que alguno no querrá hacer creer que esa responsabilidad puede caer en solo una persona indagando incluso en sus redes sociales para sacar fuera de contexto bravuconerías de las que todos hemos alardeado en nuestra vida con respecto a nuestro trabajo.
En deporte no existe tampoco diferencia a la hora de identificar héroes y villanos, aunque en este caso la diferencia principal es que normalmente puede recaer en la misma persona adoptar uno u otro papel según una acción determinada, ya sea un tiro cuya bola caprichosa decida entrar o salir, un entrenador que tome una decisión que finalmente acabe o no en canasta o un colegiado que arbitre lo que crea en su conciencia y luego ese «instant replay» que tanto va a dar que hablar el año que viene diga lo que en realidad ha ocurrido.
Al final siempre nos quedará lo mismo, nuestra ansia de buscar en quién individualizar el éxito o el fracaso en algo, el héroe o el villano más allá de lo que en realmente deberíamos buscar y es considerar que todo en la vida forma parte de un colectivo en mayor o menor medida unos y otros, que lo que se consigue no proviene de actos solitarios sino que siempre hay alguien detrás o delante que te ayuda o es parte de la responsabilidad.
Por eso nunca he creído demasiado en héroes o villanos porque el que mete la canasta necesita alguien que le dé el pase o que le haga un bloqueo aunque a uno le llamen «el héroe de la jornada» y del otro no haya ni foto, esto sólo sería un ejemplo de los muchos que se me ocurren pero que harían eterno este artículo y es justo lo que no quiero.
Mi recuerdo a todas las víctimas y familiares de tan desgraciado accidente.
Octavo capítulo: «Cuando la vida te golpea cumpliendo tu sueño»
Conseguir materializar tus sueños está al alcance de muy pocos, normalmente todo viene como consecuencia de un trabajo ímprobo en que la consecución de unos objetivos mediatos son los que te van acercando a tu camino siempre que confluyan todas las circunstancias necesarias. Calidad, suerte, oportunidades, son ingredientes básicos para llegar a lo más alto y si hablamos del ámbito deportivo en que no se hereda la empresa que te deja tu padre hace que, los que llegan, sea obra del esfuerzo con la suma de cada uno con los condicionantes que ya hemos dicho.
En ese camino a lo más alto, no faltan los apoyos de la gente conocida y de los que no conoces, frases de ánimo, de lucha, de ánimo, de no desfallecer, de pensar siempre en el logro, de dar hasta la última gota de tu sudor para ir avanzando paso a paso en busca de tu sueño, bastaría con mirar cualquier biblioteca de este país para encontrar cientos de libros relativos a “conseguir tus objetivos” e incluso en este modesto blog hemos metido ya algún artículo de eso.
Desgraciadamente, en la inmensa mayoría de los casos, nuestros objetivos de clase alta no se cumplen, ya seamos jugadores, entrenadores, o lo que sea, hay un momento en la vida en que te das cuenta que no vas a ser un jugador profesional, que no vas a ganarte la vida entrenando, que tus sueños deben quedarse allí dónde hayas llegado y que no hay más, como bien dice el refrán, “son muchos los llamados, pero pocos los elegidos” y nuestras vidas profesionales se orientan por otros caminos.
Esos pocos elegidos que han hecho realidad sus sueños de vivir del deporte que aman, sólo tienen una misión, que es mantenerse o llegar más alto aún, por poner un ejemplo actual, el flamante fichaje del FC. Barcelona Papanikolau ha pasado de estar en un campeón de Europa Olympiacos a jugar en otro equipo que también aspira a todo.
Sin embargo, hay veces que la vida no te perdona lo que hayas peleado en ella o los sacrificios hechos, golpeándote duramente y poniendo a prueba tu fortaleza mental porque sencillamente, te deja sin nada de todo por lo que has luchado y eso es algo muy difícil de digerir, mucho más que aquellos que se quedan en el camino.
Es muy probable que todos aquellos que me hagáis sentir honrado por leer estas líneas penséis en Tito Vilanova, el entrenador del FC. Barcelona (de fútbol) que ha tenido que abandonar su sueño porque un maldito cáncer se ha interpuesto en su camino sin piedad y llegó casi desde el primer momento que llegó a lo máximo que puede aspirar un entrenador, ser el técnico del equipo por el que sientes los colores desde que eras pequeño, incluso más allá del sentimiento profesional de vivir de ello.
El caso de Vilanova, siendo el más mediático, desgraciadamente, no es único, otros muchos deportistas han tenido que dejar su carrera en un nivel alto porque algo se ha cruzado en su camino que no estaba previsto, ya fuera en forma de lesión, enfermedad o accidente que le ha cortado completamente sus expectativas o sus ilusiones.
¿Qué hacer después? ¿qué pensar en ese segundo inmediatamente posterior? ¿te rindes? ¿te abandonas? ¿peleas de nuevo? ¿con qué objetivo?… Es más…¿eres capaz de tener objetivos?
Difíciles preguntas sin respuestas, o mejor dicho con solo una, a la VIDA sólo se le responde con VIDA, uno debe REINVENTARSE de nuevo, sacar fuerzas de donde no la hay y sobre todo RECORDAR todo lo que has pasado para llegar a lo más alto pero no en lo que conseguiste y perdiste en ese segundo inmediatamente posterior a cuando te dieron la noticia y que permanecerá para siempre en tu retina, sino en ese espíritu de lucha encomiable que decidiste sacar para llegar donde llegaste y volver a demostrar ese sacrificio con un nuevo objetivo en tu vida que sólo tú podrás diseñarte.
El camino volverá a ser arduo, incluso serás más viejo, tendrás menos fuerzas y caerás muchas veces en depresión pero sólo te quedará esa opción, así es la vida, tan maravillosa algunas veces y tan cruel en otras, será tu cuestión quedarte en el camino o volver a pelear.
Séptimo capítulo: «Unos renuncian, otros sueñan»
Si ha habido alguna noticia importante referente al mundo del baloncesto durante esta semana (fuera de rumores, de derechos de tanteo o de fichajes confirmados) ha sido sin duda la lista del seleccionador nacional Juan Antonio Orenga, pero no por las discrepancias que podría haber entre llamar a uno u otro como así es lo habitual ante estas convocatorias, sino precisamente a situaciones contrarias, jugadores que son llamados pero que deciden no asistir.
No vamos a entrar en las razones esgrimidas por Ibaka o Mirotic para renunciar a disputar el Eurobasket de 2013 en Eslovenia del próximo mes de septiembre, es más que seguro que tanto el congoleño como el montenegrino tendrán razones más que importantes para no vestir la camiseta con España, así como ha pasado con otros antes tipo Pau Gasol, Juan Carlos Navarro o Felipe Reyes y algunos lo entenderán en mayor o menor medida, la cuestión sobre lo que trata esta nueva entrega del bloges lo que a uno, como aficionado, amateur o enfervorizado amante del baloncesto siente ante este tipo de situaciones.
Cuando uno empieza en cualquier deporte lo hace por el placer de disfrutar de él, pero según se van subiendo escalones, que normalmente vienen de forma muy lenta, se cambian las perspectivas y empiezan los objetivos a corto, medio o largo plazo que suelen confluir en uno único, poder vivir de lo que uno ama.
Los poquísimos privilegiados que llegan a las cotas más altas en el deporte profesional son envidiados por la mayoría de los mortales (quién diga lo contrario miente), viajes por todo el mundo, gente que los aclama, sentirse reconocido por lo que hace y ganar dinero, en algunos casos, muchísimo dinero, teniendo esa envidia uno de sus puntos álgidos cuando se producen las convocatorias de la selección ya que es el momento de jugar una competición en que el reconocimiento es a nivel mundial porque estás entre los mejores de un país que compiten contra los otros mejores y en el que notas el respaldo de todos porque ahí ya no hay colores de clubes.
Sin embargo, renunciar a vestir la camiseta a la que has llegado por merecimiento propio (me da igual la forma en que has conseguido la nacionalidad, seas naturalizado, de adopción o nacimiento, ya que se supone que si ya la has vestido alguna vez es porque algo sientes por ese país) no puede por menos quehacernos meditar a todos aquellos que simplemente aspiramos a verlo por la televisión o, como mucho a sentarnos en una grada para aplaudir sus acciones y cuyo máximo reconocimiento será tomarnos un par de cañas con los amigos disfrutando el momento.
Nosotros sólo podemos soñar con estar ahí, cosa que seguramente habremos imaginado en nuestra mente, sentir el momento solemne del himno, enfrentarte con rivales de otros países, intentar explicar al árbitro en tu pobre inglés su falta de razones para pitarte una personal y sobre todo, imaginarte a ti mismo en ese momento que el partido acaba con victoria y te abrazas en una cancha con el resto de tus otros compañeros sin importarte de que club vengan porque todos habéis hecho el triunfo algo propio para finalmente, subirte a ese podio cada uno con la bandera que más le represente, agachar tu cuello para colocarte esa medalla a la que besas inmediatamente una vez que te la han colgado porque es la culminación de un sueño y ponerte a mirar donde van subiendo las banderas estando la tuya en el lugar más alto mientras suena nuevamente el himno pero donde tus sensaciones son muy diferentes a las que tenías antes de que empezara el partido.
Por eso, para muchos de nosotros, porque lo hemos soñado, nos es muy difícil entender algunas decisiones por muchas explicaciones que nos den, en resumidas cuentas porque daríamos lo poco que tenemos por estar ahí.
Sexto capítulo: «Es mejor ser cola de león o cabeza de ratón. Teoría de las decisiones»
Uno de los puntos básicos en el desarrollo que cada uno hace de su vida es la famosa “toma de decisiones”, en nuestro día a día estamos obligados a elegir un camino u otro para cualquier cosa, desde situaciones tan simples como qué hacer un fin de semana hasta otras mucho más importantes que decidirán (normalmente) lo que hagamos el resto de nuestra vida como es decidir lo que queremos estudiar o hacia dónde queremos enfocar el trabajo del que viviremos.
El baloncesto no es una excepción, por supuesto, incluso uno de los puntos más controvertidos en este deporte se basa en la discrepancia existente en la libertad que el entrenador debe dar al jugador a la hora de tomar la decisiónque cada uno cree más correcta, con sectores más “duros” que consideran que la sistematización del juego debe dejar poca libertad de actuación al jugador y otros completamente contrario que abogan por el famoso “juego libre” con sólo normas básicas de actuación, sin embargo ¿cuántas veces hemos visto partidos en que el técnico de turno pinta una jugada en su pizarra y cuando llega el momento hay un jugador que haciendo uso de esa facultad que hablamos, toma otra decisión completamente contraria.
Como pasa en este deporte, el éxito o el fracaso vendrá determinado por la cuestión básica, si la pelotita entró o no, todo lo que haya sucedido anteriormente no habrá valido de nada.
No obstante, esta nueva entrega del blog, la sexta ya, no quiere hacer referencia a ese apartado concreto, sino a otro bien diferente, ¿qué sucede cuando nos encontramos en la tesitura de tener que elegir nuestro próximo destino entre un equipo altamente competitivo (digamos puntero) dónde sabemos que nuestro papel va a ser poco menos que irrelevante o bien otro club en el que conocemos a ciencia cierta que nuestra posibilidad de sobresalir dentro del mismo es mucho mayor, en resumidas cuentas. ¿Preferimos ser cola de león o cabeza de ratón?
Esta duda existencial me ha venido a raíz de los comentarios que van surgiendo sobre la figura de Alex Abrines del FC. Barcelona o de Willy Hernangómez del Real Madrid sobre la permanencia de ambos en sus conjuntos a pesar del poco tiempo de juego del que disponen y principalmente en el blog del periodista José Manuel Puertas que podéis leer aquí y en el que aboga porque el jugador blaugrana no debería permanecer en el equipo catalán vistas las escasas oportunidades que ha tenido.
Evidentemente nadie tiene la varita mágica que nos diga cuál es la decisión correcta, pero no quiero que penséis que esto sólo le pasa a los jugadores de élite, sino que también le ocurre a aquella chica que tiene que elegir entre jugar en un equipo cadete preferente serie A con aspiraciones a entrar en una Final Four de su comunidad sabiendo que su rol en el equipo parte de la octava o novena ficha (o más atrás) o la posibilidad de jugar en otro equipo de categoría federada dónde sabe que, a priori, parte en un papel mucho más importante y que sería difícil que su media de minutos bajara de los 30 por partido.
¿Qué hacemos entonces? pues como todo en esta vida y antes de tomar una decisión de este calado que puede marcarnos nuestro futuro como deportista es básico sentarnos con nosotros mismos, ponernos a pensar en los pros y contras y sobre todo VALORAR.
Esa valoración nos llevará por muchos caminos y nos planteará cientos de interrogantes para los que no tendremos respuestas, algunos de ellos podrían ser estos.
Calidad del entrenamiento.- Si tus compañeros son muy buenos, te obligarán en cada entreno a dar lo mejor de sí (ya sabemos que siempre hay que darlo) pero deberás estar más intenso, más activo tanto defensiva como ofensivamente y, en resumidas cuentas, tanto desgaste día a día sólo tendrá una consecuencia, tu mejora. León 1 – Ratón 0.
Minutos de juego.- ¿Para qué entrenamos?…Para jugar, sin duda y si resulta que entrenamos muchos y jugamos muy poco, la frustración nos irá pasando factura, todo lo contrario que nuestro otro equipo, allí casi somos “el Rey del Mambo”, medias altas de minutos, buenos números y muchas veces el juego pasa por nuestras manos. León 1 – Ratón 1.
Ahora ¿qué? ¿cómo deshacemos el empate? Difícil decisión y una respuesta que sólo puede venir desde nuestro fuero interno. Antes de tomar la decisión final debes hacerte estas preguntas si eliges la opción “león”. En el caso de que las cosas vayan mal, ¿Estás dispuesto a luchar? ¿quieres demostrar lo que realmente crees que vales? ¿te llegará la frustración y será un mero elemento decorativo en el banquillo? ¿hablarás con el entrenador y pedirás minutos? En resumidas cuentas ¿llorarás por las esquinas lamentando tu mala suerte y preguntándote por qué no te fuiste al equipo de tu barrio? ¿serás capaz de estar más de una temporada en esa situación, incluso dos?
Una vez que hayas respondido a esas preguntas de forma sincera y que sólo podrás hacerlo tú, habrá llegado el momento de tomar una decisión y, sobre todo, ser consecuente con lo te hayas dicho a ti mismo, todo forma de ese proceso de madurez deportiva que no se adopta con los años, sino con tus decisiones y ¿sabes lo mejor de todo? que no tendrás ni idea de lo que el destino te tiene reservado, eso es la grandeza de la vida en suma.
Quinto capítulo: «Que el éxito no nos confunda y nos haga ver la realidad»
En un día de finales deportivas de baloncesto y fútbol, todos los que seguimos ese que dice que gana el que consigue más puntos metiendo un balón en un aro a 3.05 metros de altura tenemos que estar más que satisfechos de ver como nuestra selección senior femenina (las under están más que acostumbradas) va a disputar toda una final de un campeonato de Europa contra la anfitriona Francia en lo que será un partido de alto nivel y dónde no existe un claro favorito para alzarse con el triunfo final.
Sin embargo, no se trata de hacer una crónica o previa de ese partido que podremos disfrutar en su momento, sino que esta quinta entrega va a hablar de lo que debe suponer este éxito para una selección que el año pasado consiguió su clasificación para jugar esta competición tras la disputa de un preeuropeo celebrado casi en clandestinidad y sin conseguir siquiera el primer puesto (quedó por detrás de Suecia).
De las 12 jugadoras que componen la selección, 7 han jugado la pasada campaña en ligas extranjeras, a saber: Palau, Aguilar, , Torrens, Lima , Ouviña y Sancho Lyttle, ésta última jugadora WNBA y del Galatasaray que tiene un status especial no asistiendo a las concentraciones precampeonato en su totalidad y habiendo conseguido la nacionalidad por carta de naturaleza acordado por el Consejo de Ministros mientras que el gran referente del baloncesto femenino de la última década (y más allá) Amaya Valdemoro, ha terminado jugando en Liga Femenina 2 de la Comunidad de Madrid, competición semiprofesional, muy por debajo de los requerimientos de LF1 y ya no digamos de equipos que disputen Euroliga.
Solamente 4 jugadoras (Gil, Xargay, Casas y Nicholls) son las únicas que han jugado en LF e incluso, en el caso de Laura Gil, sin disputar competición europea, una liga que no ha podido cerrar un número decente de participantes de forma par (11 equipos) por lo que uno descansaba cada jornada.
Esa es la realidad de una selección nacional en la que no vamos a entrar sobre si es la mejor que podíamos haber llevado o no pero en la que debemos dejar muy claro que no es la representativa de este deporte en España porque, seamos sinceros, la realidad es otra.
La realidad nos habla de la dificultad de los equipos por salir a competir en una Liga profesional y de que, una vez conseguido el patrocinio o la subvención que garantice poder cumplir los compromisos empieza una tarea igual de ardua que ya se escapa al aficionado medio como es conseguir los espacios, las horas de entreno y rezar para que no se te lesionen jugadoras con objeto de completar el número de 10 para poder hacer entrenos de 5 x 5 o yendo más allá, 4 x 4, ya que la plantilla está formada por 9 jugadoras y si, desgraciadamente te pasa, tendrás que pedir ayuda al equipo masculino que compite en autonómica o nacional para que venga algún jugador porque no tienes nada por abajo que te ayude.
Y si eso pasa en el máximo nivel, podéis imaginaros lo que pasa si seguimos bajando escalones, conjuntos de LF2 que renuncian, ya no a subir, sino a jugar una fase de ascenso, obligatoriedad de viajes de 14 horas entre ida y vuelta en un único día para no tener que pernoctar, sueldos irrisorios si es que llegan a pagarse, ayudas prometidas que nunca llegan.
Mientras eso sucede y no se ponen soluciones, el éxodo continúa, las mejores jugadoras se siguen yendo, cada vez más jóvenes, ya no a equipos consagrados donde el dinero es importante, sino a Universidades Americanas con casos como Leticia Romero o Elena de Alfredo y que la idea dicha el año pasado de que, ante tanta fuga a equipos extranjeros iba a dar oportunidades a las jóvenes, también queda en entredicho porque éstas también se van.
Ojalá esta medalla que va a conseguir España en el Europeo, sea del color que sea, nos haga abrir los ojos ante la dura realidad y no nos confunda la victoria, sino que ésta sea usada como un punto de salida para intentar revalorizar un producto que ha sido más que injustamente tratado y sobre todo, olvidado.
No quiero terminar sin un mensaje de esperanza para un baloncesto femenino donde existe, a pesar de la marcha de muchas, una gran cantidad de jugadoras de altísimo nivel como pude comprobar en un Campeonato de España de Selecciones Autonómicas cadetes o en una Fase Final Junior de Madrid, demostrándose que hay suficiente base para seguir creciendo y formando, por eso mi deseo final es que ninguna tenga que abandonar por imposibilidad de seguir jugando al máximo en España cuando tiene capacidad para ello, será señal de que las cosas van cambiando.
Cuarto capitulo: «Servir al baloncesto o las vueltas de la vida»
Cuando uno descubre que el baloncesto va a formar parte de su vida, bien porque lo lleva en sus genes o sencillamente lo descubre por cualquier circunstancia, la forma de iniciación suele darse a través del juego, es indiferente la categoría en que lo hagas o a qué nivel, a donde llegues será cuestión de constancia, sacrificio, calidad, esfuerzo y también, cómo no, suerte.
El motivo de este nuevo artículo en el blog es para aquello que hacemos una vez que el sueño de jugar se acaba y nos toca seguir «sirviendo» al baloncesto de la mejor manera que consideremos, probando nuevas cosas, disfrutando de cada momento que este deporte nos da para vivirlo a tope y siempre con una máxima, tener una ilusión rebosante en lo que hagas.
Estamos en época de decisiones que muchas veces no vienen tomadas por nosotros mismos, muchos chicos, chicas, mayores o más pequeños, dejarán de hacer lo que más les gusta, jugar al baloncesto y deberán tomar otra decisión, bien sea por decisión propia o ajena, porque así lo han considerado sus padres o el Director Técnico de turno no le quiere en su club y esas decisiones remueven los cimientos del jugador/a hasta el punto que decide dejarlo.
Ese punto de inflexión será el primero en tu vida que decidirá si el baloncesto realmente forma parte de ella como si fuera alguien de tu familia o sólo ha sido un complemento, si es lo primero rápidamente encontrarás otro modo de sentirte unido y lo disfrutarás, da igual el modelo elegido, entrenador, árbitro, periodista, anotador o incluso, un aficionado de los de no perderte ni un partido, te sentirás tan unido a lo que haces que ese cosquilleo ante un partido importante, sea cual sea el papel que ocupes en el mismo, lo sentirás igual que cuando jugabas porque es una cuestión de sentimiento.
Las vueltas que da la vida hace que sea insondable lo que vayas a encontrar en un futuro dentro del baloncesto, mi propia experiencia me dice que puede resultar que vivas cosas y sensaciones que solo se encontraban en tu imaginación como que aquello que creías que jamás ibas a dejar y que ocupaba un lugar prioritario en tu vida, pasa a un segundo plano.
Lo fundamental es no estancarse, renovarse y encontrar el aliciente que hace, como hemos dicho, que «sirvas» al baloncesto aportando tu granito de arena, pero nunca que ello te esclavice sino que él también te devuelva algo de lo que tú le das, dependiendo de la suerte que tengas, será en mayor o en menor medida pero siempre debe haber algo de reciprocidad porque, de lo contrario, sería esclavitud.
Así que ya sabes, si estás en ese momento en que tu carrera de jugador toca a su fin o pasa a un lugar secundario, ha llegado la hora de tomar otra decisión que te siga disfrutando de este deporte y dando lo mejor que tengas para que se haga más grande, probablemente no sea la última porque, como ya hemos dicho, cuando menos te lo esperes, la vida te tenga reservado otro cambio en el que puede que no sepas si será bueno o malo pero algo es cierto, si no estás a gusto con lo que haces y no lo intentas, nunca lo sabrás.
Tercer capitulo: LA ACTITUD DE UN DEPORTISTA: «No hacer aprecio es el mejor desprecio»
Durante el transcurso de un partido con mis jugadoras infantiles, a una que hacía poco que había sentado me dijo: «hay una madre del equipo contrario que no para de meterse con nosotras, que si no llegamos al aro cuando tiramos, que si somos muy malas…»
Mi respuesta la tenía clara «nosotros estamos por encima de esas personas, esos comentarios deben de servirte de motivación para mejorar y cuando los haga no debes ni mirarla, simplemente ignórala, recuerda que no hacer aprecio es el mejor desprecio«.
No sé el efecto que tuvo en ella, simplemente sonrió, pero que nadie piense que este nuevo artículo del blog va sobre los padres, ni mucho menos, es simplemente una introducción a lo vivido durante esta semana en espectáculos deportivos de máximo nivel, una final de Euroliga y de Copa del Rey de fútbol.
La concentración que te exige un partido, sea de la categoría que sea, te obliga a mantenerte ajeno a los elementos externos o, en todo caso, usarlos a tu favor, ya estén contigo o contra ti, bien para demostrar el erróneo de sus apreciaciones si dudan de tu calidad, como de agradecer ese apoyo si lo que hacen es animarte.
No obstante, muchas veces olvidamos que no somos máquinas sino que tenemos un corazón que según estamos jugando va aumentando sus pulsaciones y el ritmo cardíaco, que nuestros sentimientos se ponen a flor de piel y según vaya la cosa nuestra ansiedad puede jugarnos malas pasadas como es perder el control, lo peor que nos puede pasar.
Esa ausencia de autocontrol nos puede hacer cometer actos que en condiciones normales no realizaríamos como puede ser cometer una falta desproporcionada a algún rival que depare una expulsión automática de un jugador o una crítica desmesurada de un entrenador a un árbitro que haga que tengamos que dejar la cancha de juego, hasta ahí podríamos entrar «casi» y lo pongo en comillas, en el terreno de lo permitido, por eso mismo que he dicho antes, no somos robots y de la misma forma que cometemos fallos durante el desarrollo del juego, hay veces que la tensión nos pierde y para eso está el reglamento, para castigarnos.
Sin embargo, una vez terminado el partido las pulsaciones se regularizan, la tensión desaparece y es el momento de demostrar lo mismo que se ha dicho al principio del artículo, que estás por encima de todos aquellos que han estado insultándote porque tú eres DEPORTISTA y eso es sinónimo de SER DEPORTIVO.
Las actuaciones observadas en esta última semana me hacen pensar que algunos personajes públicos puedan tener esas dos etiquetas de «deportistas» y «ser deportivo» y no vale la pena ni dar sus nombres porque no merecen ni un segundo de reconocimiento, pero que un futbolista diga en una entrevista, vestido de ropa de calle, que ve lícito golpear a un árbitro si considera que le ha perjudicado injustamente, que un equipo gane un subcampeonato a pesar de todo el dolor que eso produzca y haya jugadores o entrenadores que no suban a recoger su medalla cuando otros simplemente pueden soñar con estar ahí o que algunos protagonistas campeones traten despectivamente a una periodista que sólo pretende sacar una información para esa misma gente que le está apoyando son cosas que ni son de deportistas ni de ser deportivos.
No quiero quedarme con eso, gente que está al mismo nivel que esa madre que faltaba el respeto a las jugadoras de mi equipo, todos ellos tan lejos de nosotros en cuanto a nivel pero muy cerca en cuanto a imagen que deberían transmitir, por eso me quedo con la que dio Spanoulis al conseguir su Euroliga, una muestra de lo que debe ser, cierto que no es igual la perspectiva de cuando uno gana a cuando pierde, pero ello no es óbice para que, tanto el perdedor como el ganador, sigan demostrando que son deportistas.
Segundo capítulo: LO PERMITIDO NO SIEMPRE ES LO CORRECTO
El título de mi nuevo artículo en el blog parece que incita a hacer algo prohibido pero nada más lejos de la realidad ya que no seré yo quién anime a lo ilícito, por lo menos, mientras alguna de mis jugadoras esté bajo la atenta mirada del árbitro, sino que responde a otra circunstancia muy diferente.
Soy un defensor de las defensas zonales “bien hechas”, aquellas en las que se mentaliza que la responsabilidad en tu ubicación correspondiente es igual de intensa que la individual, que realiza ayudas donde la situación es más complicada, porque, al fin y al cabo, cuando estamos enseñando la diferencia entre lado balón y lado ayudas ¿no nos estamos desentendiendo un poco de nuestro par?
Pero no estoy aquí para realizar un clinic sobre cómo debe actuar y moverse una zona, ni siquiera para quejarme de la pena que me produce ver a equipos que usan un recurso táctico maravilloso como es éste para esconderse en ella en muchos partidos de categoría infantil o cadete, sin apenas movilidad, sin saber dónde se debe hacer un reemplazo, desconociendo normas básicas de funcionamiento de la misma y que demuestran una «riqueza táctica» sin igual, pasando la mitad de un partido en 2-3, la otra mitad en 1-3-1 y cuyo único objetivo es forzar un tiro lejano para coger el rebote.
Hasta aquí, yo podré estar de acuerdo o no pero alguien siempre podrá decirme «el reglamento me lo permite» y es así, a partir de infantil el uso de zonas está permitido, ahora bien ¿es lo correcto?
Pues no lo sé y tampoco me importa, lo que sí me preocupa es otra cosa, ¿cuánto tiempo usa un entrenador para enseñar la zona en detrimento de otras enseñanzas?, acaso se ha fijado convenientemente si sus jugadores/as saben pasar, botar, ejecutar correctamente el tiro, moverse sin balón, realizar un corte a canasta, coger un rebote, ocupar espacios, realizar entradas con igual soltura tanto con la derecha como con la izquierda, pivotar, defender a su par, saltar a una ayuda, ejecutar un 2 x 1 o incluso, algo tan básico como saltar y finalmente, acaso se ha preocupado si saben…BALONCESTO.
El resultado manda, normalmente todos tras ganar se van contentos, felices y con esa satisfacción del deber cumplido, los padres sonríen, las niñas estiran satisfechas y muchas veces el entrenador se siente un ser superior ante su rival pensando «soy un crak, esa zona les ha bloqueado sus ataques» y eso no es lo peor, sino que le anima a seguir la semana que viene con ese mismo argumento y si ya tiene probada una espectacular zona 2-3 y una 3-2 que por supuesto debe seguir entrenando para «pulir detalles», en los próximos entrenos usará 15 minutos más de su escasa hora y media que tenga de tiempo para entrenar una 1-3-1 «que vio en el último partido ACB» y que seguro que a sus niñas infantiles les va a encantar.
Mientras eso sucede, la niña, el niño, el jugador o jugadora de baloncesto se irá perdiendo, ocultándose tras una nebulosa de recursos tácticos que ni le van ni le vienen, no mejorará, no aprenderá, no conocerá lo que es el baloncesto en su esencia pura porque ha empezado donde no debería hacerlo y, desgraciadamente, se perderá en el camino, será una más de las muchas que ganaron un campeonato municipal o incluso federado pero no sabrá botar con la izquierda o hacer una entrada correctamente y puede que hayamos perdido para siempre a una potencial jugadora que nuestra ansia ganadora o competitiva le ha hecho que no aprenda lo que debe aprender a su edad porque, sencillamente, hemos aplicado lo permitido, pero no lo correcto.
Primer capítulo: LA CULTURA DEL ESFUERZO ES UNA CUESTIÓN DE PRIORIDADES
Antes de nada me presentaré brevemente, me llamo Javier Rodríguez y soy un frustrado del baloncesto en todos los aspectos en los que trato de colaborar, frustrado entrenador (totalmente amateur) frustrado periodista (no estudié Ciencias de la Información, se me ocurrió hacer Derecho), frustrado jugador (no he pasado de jugar ligas de poca monta) y me falta ser frustrado árbitro pero seguro que algún día lo probaré y todo eso desde mi año de nacimiento, 1968 para ser exactos.
En todas esas frustraciones he encontrado mi modo de vida y el motor que me alimenta espiritualmente, que no económicamente, que para eso ya tengo mi trabajo que no tiene ninguna relación con el deporte, pero como parece ser que eso no cubre mis necesidades diarias de baloncesto, se me ocurrió hablar con los de Planetacb para que me permitieran soltar alguna de mis locas reflexiones en su web y, desconociendo el motivo, accedieron a ello, supongo que ello es una muestra que entre locos anda el juego.
Esta primera entrega filosófica responde a lo que he llamado «la cultura del esfuerzo» y viene marcada por la Final Four junior femenina de Madrid en el que cuatro equipos han luchado por el título consiguiéndolo finalmente Rivas por delante de Canoe, Estudiantes y Corazonistas pero lo que quiero decir va mucho más allá tanto de esos cuatro participantes como de los que se han quedado en el camino.
La cultura del esfuerzo no se queda en el espectáculo visto en la cancha, va mucho más allá, no empieza cuando uno llega en el momento que el árbitro pita tres minutos para comenzar ni termina cuando ambos equipos se saludan en la cancha tras los 40 minutos, es sencillamente una forma de vida en el que se establecen las PRIORIDADES y en el que no hay que hacer una lista interminable, sólo son dos: Estudios y Baloncesto, en ese orden, el resto se encuentran a años-luz y la distancia que se tenga con la tercera prioridad que suele ser algo de ocio puro se acorta o se agranda según el nivel de exigencia de la propia competición pero salvo algo muy excepcional, jamás se antepone a las dos primeras.
Si se le llama cultura es algo que afecta a más de una persona y en ese entramado, todo el colectivo que rodea al jugador/a debe tener claro cuáles son esas prioridades y dar el máximo apoyo para que se cumplan a rajatabla, ya sea con los kilómetros que haya que hacer para entrenar, con ajustar las vacaciones de semana santa o de verano a una planificación o con esas fiestas familiares en el que las frases más oídas son «no podemos ir, la niña tiene entreno» «lo siento, es que el niño juega partido».
Ese COMPROMISO es algo que debe servir para una base en tu vida, si a algo te comprometes, tanto tú como tu entorno debe cumplirlo porque faltar a ello le estás fallando no solo a tus compañeras que sí lo están haciendo sino que te fallas A TI MISMA y da igual que sea una liga preferente en el que optas por ir a un Campeonato de España que una liga de Educación y Gestión, la idea es entender que es formar parte de un EQUIPO.
En esos momentos es cuando uno debe decidir si su cultura del esfuerzo es formar parte de un equipo con todo lo que ello conlleva o si realmente lo que apetece es hacer una actividad extraescolar que bien puede llamarse «baloncesto» «pilates» o la tan famosa ahora «zumba». Ninguna de los dos últimas citadas son comparables a la primera por razones obvias, ahí puedes gestionar tu mismo la planificación, puedes faltar porque tengas una comida o una cena de amigos, la competición no te absorbe y lo más importante, no tienes ese cosquilleo especial antes de un partido.
Por tanto vaya mi reconocimiento a todos aquellos/as que entiendan ese compromiso, ese esfuerzo y ese sacrificio por un deporte que aman, sea en la liga que sea y que sobre todo DISFRUTAN de una forma muy especial porque lo hacen SUFRIENDO sacrificando vacaciones y estirando su tiempo de estudio hasta altas horas de la madrugada y todo ello sabiendo que muchos no lo entenderán pero a lo que ellos piensan: «Soy yo quién no os entiende a vosotros».
Hasta aquí mi primera filosofada, espero no haberos aburrido mucho, la próxima no sabemos cuando será pero prometo que, salvo apedreamiento general, habrá otra.
Enhorabuena por el artículo.
Lo leo y no puedo evitar pensar en mi hija y su entrega a la competición, al baloncesto, al equipo.
Muchos años de soledad jugando a tenis de competición han dado aún más sentido a este deporte para ella y para nosotros sus padres.
Ciertamente como cualquier deporte que te tomes en serio, es sacrificado pero la ilusión, la pasión, la entrega y el compromiso, hacen que este deporte se convierta en un pilar que sujeta con fuerza el peso de la responsabilidad y la presión por dejar en lo más alto a tu equipo y al Club que representa.
Todo sacrificio por grande que sea tiene recompensa, reconocida o no.
Muchas gracias, se lo haremos saber a Javi!
see here for the top atomic alarm clock around
get the best vitamin c serum 20 info anywhere
click here for the top fix wrinkles info available